domingo, 11 de septiembre de 2011

Obsidiana

De origen volcánico, la obsidiana es lava que se ha enfriado tan velozmente que los minerales que contiene no han llegado a formarse. Se la conoce como piedra de las profundidades, porque emerge desde lo más hondo de la tierra, de los volcanes y por ello se la supone una piedra de lucha y fuego. De hecho ha servido como arma ritual y cotidiana a diversas culturas a lo largo del tiempo. En las aristas de la obsidiana se reflejan todos los males sin poder penetrar en su interior, y desde el principio de los tiempos es la gran piedra protectora. Ciega al mismo tiempo que da luz, y a menudo abre los ojos del alma al tiempo que cierra los de la vida cotidiana. En la obsidiana se encierra el esfuerzo de ascensión de los hombres, que tienen que partir de la parte más baja de la montaña, para llegar a la cima. Por ello es la piedra de la fuerza de voluntad y la disciplina. La obsidiana es materia pura y aunque se encuentra en las primeras pautas de la evolución, también es la más elevada, la que está a punto de alcanzar al ser. Es la piedra de la justicia, porque ayuda a distinguir con claridad lo que es auténtico de lo que es engañoso para los sentidos. Se relaciona con la vitalidad y el instinto de supervivencia y proyecta sus intensas vibraciones en aras a reforzar los sentimientos de seguridad, y ahuyenta los miedos y fantasmas psíquicos. Asimismo comunica templanza, calmando estados irascibles. Su color se relaciona con el misterio y lo oculto, por lo que es beneficiosa para quienes se dedican al esoterismo y la búsqueda interior nivel físico, combate enfermedades crónicas y degenerativas, retrasa el envejecimiento, disminuye la sordera progresiva, controla la sudoración excesiva, relaja los músculos, combate la otitis. Es eficaz contra las enfermedades de las articulaciones, y deshace los coágulos en el útero.

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